Sin aderezo

Un cartero entró en la oficina de correos cojeando y con el pantalón desgarrado.
—¿ Qué te sucedió ? —le preguntó el administrador.
—Pues, que hacía mi ronda cuando me saltó un perrazo leonado y me mordió el tobillo.
—¿Te pusiste algo?
—No señor, parece que le gustaba así, al, natural.

—d.b

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