Aberiguación de antecedentes

UNA FAMILIA que acababa de instalarse en un nuevo vecindario procuraba crear buena impresión. Los vecinos, sin embargo, parecían fríos y poco dispuestos a entablar amistad. Un día la madre de los recién llegados por fin pudo oír, llena de dicha, que el hijo menor entraba en casa a la carrera y decía alegremente:
—¡Mamá! La señora de la esquina me preguntó cómo me llamaba.
—¡Qué bien, hijito! —exclamó la madre con entusiasmo—. ¿Y qué pasó entonces?
—Le dio mi nombre al policía.

— A. W. S.

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