Apostador compulsivo

UN CABO se presentó a su nuevo regimiento con una carta de su ex capitán: "Será un buen soldado si le quita el vicio de apostar".
El oficial de mando lo miró con gesto severo.
—¿Qué clase de apuestas hace usted ?
—Casi de todas. Si quiere le apuesto una quincena de mi sueldo a que usted tiene una marca bajo el brazo derecho.
—Ponga el dinero sobre la mesa.
En seguida se desnudó hasta la cintura probando no estar marcado, y tomó el dinero. Luego llamó al capitán:
—Ese cabo no volverá a apostar después de la que le he jugado.
—No esté tan seguro; acababa de apostarme 2.000 dólares a que a los cinco minutos de presentarse con usted, le haría quitarse la camisa.


-B.P.

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