SAN PEDRO y el demonio discutían un día a quién tocaba componer la cerca rota que separa el cielo del infierno. Por fin, exasperado, el santo exclamó:
—¡La arreglarás tú, Satán, o te demandaré!
—Demándame si quieres —repuso confiado el Malo—. ¿En dónde conseguirás un abogado? —
E.D.




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